Los comedones son una forma de acné retenido. ¿Por qué retenido? Porque no están infectados, y si no los eliminamos, permanecen ahí.
Los comedones son protuberancias pequeñas que aparecen en la piel cuando los poros se obstruyen debido a una combinación de sebo (grasa), células muertas y en ocasiones contaminación ambiental.
Pueden ser de dos tipos:
- Abiertos: conocidos como puntos negros. La acumulación de grasa y células muertas en el poro entra en contacto con el aire, lo que genera oxidación y un color oscuro.
- Cerrados: acumulaciones de grasa blanca que no son visibles fácilmente. El poro está bloqueado, pero la acumulación no tiene contacto con el aire, por lo que mantiene su color blanquecino.

El problema de los comedones cerrados es que muchas veces no nos damos cuenta de que tenemos esa grasa blanca o fluida en la piel. Esto genera un ambiente en el folículo sin oxígeno, ya que está lleno de grasa y queratina. En este entorno libre de oxígeno, la bacteria Cutibacterium acnes (antes conocida como Propionibacterium acnes) se desarrolla fácilmente, ya que es una bacteria anaerobia.
El crecimiento de esta bacteria provoca la aparición de brotes de acné. Por ello, es importante realizar una limpieza periódica de la piel y usar productos adecuados para mantener los poros limpios y prevenir los brotes.
Causas principales
- Producción excesiva de grasa en la piel.
- Acumulación de células muertas que no se eliminan adecuadamente.
- Cambios hormonales, como los que ocurren en la adolescencia o durante el ciclo menstrual.
- Uso de productos comedogénicos (que bloquean los poros).
- Factores externos, como contaminación o contacto con aceites.
Prevención y cuidado
Es fundamental mantener una rutina de cuidado de la piel adecuada:
- Limpieza: Lava tu rostro dos veces al día con productos suaves y específicos para tu tipo de piel. Evita limpiadores abrasivos que puedan irritar o deshidratar la piel.
- Hidratación: Usa cremas ligeras y no comedogénicas. Incluso las pieles grasas necesitan hidratación.
- Exfoliación: Aplica exfoliantes químicos como ácido salicílico o glicólico para eliminar células muertas y reducir la obstrucción de poros. Sin embargo, evita exfoliar en exceso.
- Protección solar: Usa protectores solares libres de aceites para prevenir daños y envejecimiento prematuro.
- Consulta profesional: Realiza limpiezas faciales periódicas con especialistas y evita manipular los comedones en casa, ya que podrías causar inflamación o cicatrices.